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Dos minutos, cuarenta segundos y una novela

 

Roberto ‘el Negro’ Fontanarrosa.

Hay quien podría pensar que unir fútbol y arte es, sencillamente, una quimera. Y nada más lejos de la realidad. Otra cosa bien distinta es que algunos, o muchos aficionados al fútbol, no muestren el más mínimo interés por el arte o que algunos o muchos artistas crean que el fútbol no merece atención alguna. Pero eso ya es hablar de las personas y de sus circunstancias.

Si alguien se esforzó por arrimar el fútbol al arte, en convertir un deporte en una forma de expresión artística, ese fue Roberto ‘el Negro’ Fontanarrosa. ‘El Negro’ fue hasta el año de su muerte (2007) uno de los humoristas gráficos más importantes de Argentina y, además, un excelente escritor. En muchos de sus relatos breves, dedicó el esfuerzo narrativo a contar historias en las que el fútbol, los jugadores y las aficiones fueran los personajes principales. Son muchos relatos. Pero alguno de ellos sobresale sobre el resto.

Si buscamos esa fusión de la que hablamos entre arte y deporte, de la forma más explícita posible, hay que leer 'Viejo con árbol'. El texto es excelente. Fontanarrosa nos cuenta cómo un equipo de aficionados tiene un seguidor fiel desde unas semanas atrás. Uno solo. Se trata de un anciano que mira los partidos sentado bajo un árbol. En uno de los partidos, un jugador se retira porque no puede más a causa del calor y sale de la cancha por la zona en la que el anciano observa con unos auriculares puestos (escucha un concierto de música sinfónica). El futbolista se sienta junto a él e inician un diálogo interesantísimo en el que el anciano explica el partido como si se tratase de un conjunto de esculturas, una danza, un lienzo, un ballet o una obra de teatro. Las descripciones (encuadradas en ese diálogo) son estupendas. Y el lector, del mismo modo que el futbolista del relato, va mirando ese partido de otro modo. Pero aparecen las pasiones y Fontanarrosa nos vuelve a colocar frente al fútbol como deporte que arrastra al más pintado hasta territorios que dejan al descubierto algunas cosas que nos gustan (agresividad, apasionamiento desmedido...). Tras plantearnos un partido a los lectores que se juega en una cancha distinta a todas las imaginadas, el autor nos golea, después de zancadillearnos, para que volvamos a la realidad. Cualquier amante del fútbol disfrutará con la lectura de este relato.

Pero, de entre todos los cuentos del argentino, uno de ellos sobresale sobre el resto. Es posible que sea el mejor relato futbolístico jamás escrito. Fontanarrosa, escapando de todo preciosismo o lenguaje imposible, logra construir un universo en el que todo lo preside el fútbol, en el que todo crece, disminuye o desaparece por efecto de este deporte. Habla de la pasión del aficionado, de la extravagancia del que vive como un hincha y nada más. 'El viejo Casale' (así se titula) es un relato en el que todo cabe si el objetivo es la victoria. Centra la acción en el antes y el durante de la semifinal de Torneo Nacional Argentino, si bien es cierto que se narra habiendo pasado unos años. Esto le proporciona al relato un punto de acidez demoledor cuando el lector comprueba que la reflexión del narrador no casa con la pasión. El partido lo disputan Rosario Central y Newell’s Boys. Asistimos (en el tramo final de la narración) a pases envenenados del Flaco Menotti, a paradas imposibles que ponen los pelos de punta y causan terror en la afición. Dos aficiones: los canallas (Rosario Central) y los leprosos (Newell’s Boys). Un partido que muchos consideran que, de perderlo, puede cambiar la vida de la ciudad y de un par de generaciones. Así de exagerado es el mundo que dibuja Fontanarrosa porque así de exagerado es el mundo del fútbol.

Encontramos pasión, religión, superstición, miedo, arrojo, un plan estructurado para hacer vencer al equipo. El autor expresa, como nunca antes nadie había conseguido, cómo seguir a un equipo no es tan importante como odiar al contrario (en muchos casos, afortunadamente, eso no se produce); las consecuencias de una derrota; la angustia del espectador, su alegría; cómo se llega a situaciones extremas por defender unos colores.

La vida de las personas se abarata si se trata de un partido que hay que ganar como sea. Todo se justifica aunque sea de forma absurda; lo que sucede en el campo es lo único importante.

'El viejo Casale' es una joya de la literatura. No hay que olvidar que Fontanarrosa era argentino, que allí no se puede vivir el fútbol sin verdadera pasión, como si cada partido fuese el último. Por ello, el trazo de los personajes es exacto, porque él era uno de esos aficionados. Imprescindible.

G. Ramírez

Este libro se publicó, por primera vez, el año 1962. En 2009, la editorial Globalrhythm, con traducción de Ferran Esteve, lo rescataba para los aficionados españoles.

Robert George Reisner, el autor, trabajó duro para recopilar los ochenta y un testimonios de amigos, familiares o amantes del mítico Charlie Parker. Con ellos se nos ofrece un dibujo enorme de lo que fue este genio del jazz, este músico que saltó al vacío y arrastró a todos los jazzmen del mundo. Hubo que reinventar la música.

Pero, también, ese dibujo pertenece a una época en la que el mundo cambiaba muy rápidamente. Los negros se alzaban frente los blancos y una de las mejores maneras de hacerlo consistió en hacer una música inaccesible para ellos. Además, en el plano musical, la esencia del jazz estaba en peligro puesto que las acomodadas bandas lideradas por blancos convertía esa música en algo que poco tenía que ver con lo que era.

Ted Joans, Art Farmer, Max Roach, Charles Mingus o Miles Davis son algunos de los que hablan sobre 'Bird'. Desde cerca, de primera mano, con testimonios y opiniones que van del reproche a la imagen evocadora de lo que Parker representó en sus vidas. Charlie Parker murió en marzo de 1955. Atormentado, destrozado por las drogas, habiendo vagado por un mundo que le resultaba ajeno y hostil. Pero dejó, tras de sí, una revolución musical que muy pocos artistas han conseguido en la historia de la música. Un cambio que afectó a directores de cine, novelistas y poetas.

Todo lo que tiene que ver con Parker parece estar revestido de oscuridad, de sufrimiento y amargura. Sin embargo, no es cierto. Si algo bueno tiene 'Nostalgia de Charlie Parker' es que esa idea se desmonta de una vez por todas. El contrabajista Gene Ramey dice lo siguiente (página 216): «Bird hacía que todos subieran encantados al escenario, porque Charlie era un mago a la hora de transmitirnos mensajes musicales, y hacía que nos partiéramos de risa. [...] Cuando salíamos a dar una vuelta en coche en nuestros ratos libres, a veces tomábamos caminos rurales y mirábamos los árboles y veíamos las hojas caer de las ramas; 'Bird' encontraba notas para explicar todos aquellos fenómenos que nos ofrecía la naturaleza». Esto es lo que debe quedar de Parker y no su drogadicción o sus problemas mentales (seguramente producto de su sentimiento de rechazo).

Tal vez, este libro no sea la historia de Charlie Parker. Tal vez este libro sea buena parte de la historia del jazz.

G. Ramírez

Biopic que narra los primeros años de vida del genio del jazz Django Reinhardt, una persona que no era capaz de leer una partitura porque no sabía (ni partituras ni libros) aunque podía tocar cualquier canción después de escucharla. Una maravilla de tebeo.

Django Reinhardt fue uno de los guitarristas más importantes del mundo. Creó el jazz gitano que mezclaba lo que se conoce como swing (tener swing es otra cosa que tiene que ver con colocar cada nota en el lugar exacto y que, también, a este músico le sobraba) y la música tradicional romaní. Y era un genio. Un auténtico genio de la música, un virtuoso de la guitarra. Y un hombre al que el vicio por el juego, su particular organización desastrosa y una búsqueda de la libertad constante, le marcaron decisivamente.

'Django. Mano de fuego' es un cómic que cuenta desde el nacimiento de este músico gitano hasta que cumplió los 20 años y sufrió un accidente que le dejaría una cojera perpetua y dos dedos de la mano izquierda inutilizados. Django Reinhardt se recuperó del accidente con enormes secuelas para poder seguir haciendo música, pero logró lo que solo un portento puede hacer: tocar la guitarra mejor que nadie, con más swing que nadie, tan rápido que la vista no alcanzaba a descubrir cómo era capaz de hacerlo.

En este tebeo nos mostrarán a los diferentes personajes que marcaron la vida de Django. Su madre, las que fueron sus grandes amores, su hermano que terminaría tocando en su banda, los gitanos que vivían con la familia Reinhardt en la Zone (una zona de las afueras de parís en el que acampaban los gitanos que iban y venían por Europa). Nos mostrarán el París de la época, cómo Django comenzó a deslumbrar en el ámbito del Bal-Musette, cómo los músicos de la época vivían y disfrutaban en las tascas. Y con esos ingredientes logramos entender las motivaciones del músico y nos acercamos a intuir que su genialidad era el resultado de lo que era él y sus propias circunstancias.

El guion de Salva Rubio es conciso, casi quirúrgico; económico y expresivo; resultado de una labor de documentación profunda y exhaustiva. Al terminar el tebeo nos encontramos con 15 páginas firmadas por este guionista en las que nos cuenta algunos de los entresijos de la obra. Como es lógico, la obra esta muy próxima a lo que sucedió en realidad aunque incluye zonas expositivas de ficción.

El trazo es exquisito. Lo firma Ricard Efa. Este dibujante ya formó tándem con Salva Rubio para entregar 'Monet. Nómada de la luz'. Las viñetas están completamente llenas de detalles que explican lo que sucede, que matizan la acción. La música casi se puede escuchar en las viñetas. El uso de las páginas es muy clásico y eficaz. Y lo que deslumbra es el entintado. Precioso.

Una excelente oportunidad de hacer un regalo estupendo en estas fiestas navideñas que llegan. Norma Editorial ha vuelto a acertar con la elección del este título.

Calificación: Estupendo.

Tipo de lectura: Fácil, poco exigente aunque cautivadora. Se escuchan fusas, corcheas y redondas mientras se lee.

Tipo de lector: Amantes del jazz manouche y del cómic.

¿Dónde puede leerse?: En París, claro. Pero si estas en Sevilla o en Madrid o en Barcelona... es lo mismo. Solo era una sugerencia.

G. Ramírez

Ana hace un amargo repaso de su vida durante la guerra civil y sus posteriores miserias -materiales y morales- un relato que va destinado a un hijo ausente y que se convierte en un ejercicio de transmisión de la memoria a beneficio de inventario, para que su destinatario tome las enseñanzas, pero pueda desechar las fatigas.

Quizás el hijo ausente es el lector.

La creación del personaje de Ana es perfecta, no se puede decir menos ni más. Por ser un género epistolar, por ser las cartas de una madre, por acercar aquel mundo de pequeñas decepciones con el nuestro –de innegable bienestar a pesar de los pesares- nos resulta cercano y entrañable.

'La buena letra' –que esconde las mentiras- es la pequeña historia del siglo XX en el Levante español, el recuento de una vida de tristezas, una nueva visión de las dos Españas; pero esto no debe hacernos pensar en algo cansino o ya leído, porque utilizando una economía de medios estricta, Rafael Chirbes construye una novela corta que nos atrapa desde la primera línea por su sinceridad, por la limpieza de la mirada de Ana, por la verdad que sale de las páginas que convierte la novela en algo hermoso, en una pequeña obra maestra.

Por eso Rafael Chirves fue un escritor con un enorme prestigio en los cenáculos literarios y recibió destacados galardones. Fascina a los lectores que se acercan a sus novelas, de Mimoun (1988) a París-Austerlitz (2016).

Augusto F. Prieto

Marcel Proust escribió una de las novelas claves para entender la civilización occidental de finales del siglo XIX hasta nuestros días. ‘En busca del tiempo perdido’ ha influido, definitivamente, en el pensamiento de los últimos 125 años. Puede causar grandes amores o grandes odios entre los lectores que se atreven con ella.

‘A la recherche du temps perdu’ es el gran monumento de las letras francesas y una de las obras que más ha influido en la historia de la literatura.

Es una gran osadía intentar reseñar esta obra única. Éste atrevimiento solo admite como disculpa la voluntad de intentar acercarla a quien no la ha leído y la promesa de detalladas recensiones de cada uno de los libros que la componen.

Inmerso en los diferentes movimientos que estudian la conciencia en los inicios del siglo XX, Marcel Proust, que era un curioso personaje en sí mismo, se propone el ambicioso proyecto de explorar los recuerdos y la realidad de la memoria, de aprehender el tiempo perdido. Una vez tomada la decisión se vuelve hacia su infancia y empieza a devanar un hilo interminable que se retuerce sobre la sociedad aristocrática a la que el autor perteneció, sin darse cuenta de que ésta, estaba entonando su particular canto del cisne.

El resultado es un ‘roman a clef’, una crónica social en clave, puesto que los personajes están inspirados en personas reconocidas e influyentes de la sociedad cosmopolita como el barón de Montesquiou-Fézensac o la condesa de Chevigne, nacida Laure de Sade. Es también una memoria de la pequeña historia que alumbró el siglo XX: el elegante París de Hausmann y de los bulevares, las consecuencias del caso Dreyfus y el impacto de músicos como Debussy, actrices como Sarah Bernard o de los estudios de Ruskin sobre la estética.

Es una obra muy, muy intensa. Muchas personas la detestan, y es perfectamente comprensible; otras entre las que me cuento, piensan que es excepcional y disfrutan releyéndola una y otra vez. Existe el mito, que puede ser cierto, de que si se consigue leer las primeras cincuenta páginas, la narración te atrapa irremisiblemente. Porque sí es cierto, que la lectura requiere un tiempo de adaptación al ritmo, al tono y a la atmósfera y que una vez que esta se produce la novela se convierte en un mundo nuevo y diferente de cualquier otra obra de la literatura, situándose a medio camino entre la novela, el psicoanálisis y la teoría del arte.

En cualquier caso no hay que temerla y se debe afrontar con calma y con persistencia.

La longitud de las frases entremezcladas de pensamientos subordinados, resultan particularmente significativas e intensas en su lengua original.

La narración se extiende a lo largo de siete libros interminables: ‘Por el camino de Swan’, habla de los recuerdos de la infancia; ‘A la sombra de las muchachas en flor’, del despertar a la adolescencia y a la sensualidad; ‘El mundo de Guermantes’ es el retrato de la aristocracia y el estricto orden social, cuya corrupción subterránea se analiza en Sodoma y Gomorra; mientras que en ‘La Prisionera’ y ‘La Fugitiva’ se analizan con obsesión el infierno de los celos y la relación amorosa. El último libro de esta singular novela se titula ‘El tiempo recobrado’, hace el efecto de memoria y de compendio, es una reflexión personal sobre lo vivido y lo contado desde la certidumbre de la decadencia.

‘En busca del tiempo perdido’ es una novela única. Referente necesario de la cultura occidental. Es citada de continuo en los textos literarios y filosóficos de la contemporaneidad y la postmodernidad. En Francia trasciende a la categoría de mito y es símbolo de identidad nacional. Ha influido definitivamente en el pensamiento del último siglo.

Si se consigue penetrar el velo, es una de las narraciones que pueden acompañar a una persona durante toda la vida.

Augusto. F. Prieto

Debe ser por la edad.

Desde hace algún tiempo me fijo mucho en las parejas formadas por una madre anciana y su hija de mediana edad, por un tipo de más de cincuenta años y su padre ya mayor y torpe. Me fijo y pienso que no hace mucho eran esa anciana o el viejecito los que acompañaban a sus padres. La belleza parece que se ha trasladado de un cuerpo a otro, y la agilidad, y la rapidez. La estampa es exacta a la que fue y no parece que nos demos cuenta.

Me fijo en el pelo de los jóvenes que acompañan. Brillante, cuidado, abundante. El de los abuelos suele ser corto, menos lustroso. La modernidad de las telas frente al ocaso que supone una pensión que no te permite grandes lujos. Y así todo.

Debe ser por la edad, pero pienso en que la sensatez, la sabiduría o la paciencia, residen en los cuerpos más machacados. Los ancianos en ese tipo de cosa sacan gran ventaja a los jóvenes.

Me gusta inventar historias siempre que algo me llama la atención. Debe ser por la edad. Y me viene a la cabeza un extraordinario relato firmado por Juan Carlos Onetti que se titula ‘Los adioses’. Cuenta Onetti cómo una vida se puede inventar a base de ocurrencias de uno que se las dice a otro; y que una hija se convierte en tu amante en treinta segundos si alguien lo dice y otro lo cree. Es una novela corta que merece la pena leer porque fija la atención en el lenguaje como arma de destrucción masiva. Lo es, sí, lo es.

Me gusta inventar las historias del joven y del viejo. Qué han desayunado, por qué no se deja querer la anciana o cómo es posible que esa mujer tan atractiva le niega una mirada a su compañero de trabajo (a ese que bebería los vientos por ella). Me gusta inventar qué le pasó al anciano para cojear de esa manera tan leve, pero tan característica (tal vez fue una caída desde el andamio en el que trabajaba enfoscando aquella fachada de la calle Sierpes; tal vez fue la razón por la que dejó el fútbol, justo en ese momento en que se le estaban abriendo las puertas de los grandes equipos de la ciudad), me encantaría saber por qué razón sigue ocultando su orientación sexual ese hombre maduro tan apuesto si todo el mundo que le conoce lo sabe desde hace años.

Me gusta imaginar porque es la forma de olvidar que el mundo en el que vivimos se está convirtiendo en una ratonera de la que no podemos escapar.

Debe ser por la edad, pero me gusta más lo que imagino que lo que veo.

G. Ramírez

Liu Cixin es un excelente autor de novelas y relatos de ciencia ficción. Decir otra cosa sería, sencillamente, mentir. Todo lo que conocemos de él merece la pena. Eso sí, arrastra una serie de problemas, en cada uno de sus relatos, que se repiten como si fueran una constante.

En las novelas que forman la trilogía 'El problema de los tres cuerpos', obra con la que Liu Cixin se ha hecho famoso en el mundo entero, ya vimos que el perfil de los personajes se dibujaba con línea fina y vaporosa en exceso, no se terminaba de matizar o profundizar lo suficiente. Sus reacciones nos llegan extrañas (les pasan cosas extraordinarias y la frialdad de los personajes es, al menos, llamativa), los diálogos quedan forzados e impersonales (es como si fueran marionetas que hablasen). En 'La esfera luminosa' encontramos una zona de exposición que intenta explicar todo aquello que el pobre diseño de los personajes deja en penumbra y no sé yo qué es mejor, porque forzar la máquina tampoco conviene. Este es el gran pegote narrativo de la novela. Ahora bien, este problema que es de los gordos se ve compensado con la imaginación brutal del autor y por la carga lírica que, cuando aparece, es especialmente agradable.

'La esfera luminosa' es una novela publicada antes de la trilogía de los tres cuerpos aunque escrita posteriormente. Es una buena novela. Asequible aunque la física cuántica tenga enorme importancia en la trama. En algunos momentos del relato, el lector podría perderse, pero son pasajes muy cortos que quedan explicados a continuación.

El protagonista asiste a un hecho extraordinario siendo joven. Una esfera luminosa (ball lightning) aparece en su vida y ese fenómeno se convierte en eje principal de la existencia de Chen. El lector asistirá al estudio científico del fenómeno, a sus posibles usos, al drama de la obsesión que genera... Algún personaje de esta novela ya aparecía en las novelas anteriores de Liu Cixin aunque el relato, que tiene alguna conexión con esas obras, puede leerse de forma independiente.

La relación entre el mundo microscópico y el macroscópico es técnicamente muy interesante y bellísimo, de un lirismo portentoso. Las incertidumbres y el colapso de onda llena la trama de motivos para continuar explorando un universo literario que comienza a ser imprescindible en la ciencia ficción.

Los seguidores de la obra de Liu Cixin estamos deseando que publiquen la antología de relatos titulada 'The Wandering Earth'. Llegan precedidos de una excelente fama.

Calificación: Buena.

Tipo de lectura: Apasionante. Tal vez los que no somos físicos nos traguemos algún exceso científico, pero es lo de menos. Todo lo demás hace que merezca la pena correr el riesgo.

Tipo de lector: Esta es una novela con la que se puede descubrir la ciencia ficción. Los aficionados disfrutarán.

Argumento: La obsesión nunca funciona bien. El trabajo duro y la perseverancia van mejor.

Personajes: Lo peor como ya es costumbre en los relatos de Cixin.

¿Dónde puede leerse?: En la calle, una noche de tormenta.

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