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Dos minutos, cuarenta segundos y una novela



El verano es tiempo de calor y de lectura a la sombra de un árbol, es tiempo de ocio y de ratos a solas con un libro entre las manos. Eso que tanto anhelamos durante el resto del año ocurre en verano. Y casi siempre a solas, disfrutando de lo que somos y queremos llegar a ser; o acompañado por un buen libro.

Tres primeras recomendaciones para este verano que ya está aquí.


'La Uruguaya'

Me habían hablado de la intensidad de esta novela, de la construcción de los personajes que hace con maestría su autor, de la empatía que se produce en el lector desde el primer párrafo. Me habían advertido de algo tan sencillo como que me postraría ante ‘La uruguaya’. Sin remedio. Y así ha sido.

‘La uruguaya’ es una novela del argentino Pedro Mairal. Utiliza un narrador personaje (lo que se conoce como primera persona) y, así, evita filtros narrativos. La intención de ese narrador la conocemos desde muy pronto: está confesando ante su mujer. Lucas Pereyra es escritor, tiene un hijo con su esposa y conoció a Magalí Guerra, una mujer mucho más joven que él, en un festival literario en Uruguay. La vida de este personaje ha cambiado radicalmente y se lo va contando a su mujer. Y, de paso, a los lectores que quedan prendados de una prosa ligera, divertida, chispeante y muy inteligente.

Mairal se lanza a explorar territorios diversos que van del amor a la traición; que pasan por el fútbol, por el engaño, por la fantasía del que tiene imposibles en la cabeza. Mairal compromete a su personaje con algo tan normal como enamorarse. Y el lector siente como suya la aventura despiadada y desastrosa de Pereyra.

Los personajes van creciendo a medida que vamos sabiendo cómo enfrentan cada aspecto de la realidad. Mairal, de forma inteligente y honesta escapa de construir inventarios con características, rasgos o ademanes que no dicen nada. Al contrario, deja que sus personajes vayan creciendo cuando el lector puede ver y sentir lo que se le sugiere. Y carga gran parte de esa magia sobre el personaje principal. En realidad, el escritor Pereyra nos dibuja lo que forma su realidad con trazo fino y delicado aunque ese universo sea hostil, correoso y peligroso.

El sexo tiene un espacio enorme y fundamental reservado en el relato de Pedro Mairal. Y el suspense. Tal vez, el éxito de esta breve novela reside en que los ingredientes que utiliza el autor son los mismos que podría utilizar un escritor de best seller aunque de una forma sorprendente que rebosa calidad literaria, una experimentación con el lenguaje que arrastra a la zona más formidable de la escritura creativa, una expresividad monumental que se enfrenta a la descarga de información que no deja espacio al lector.

El espacio, el tiempo narrativo, los tempos, unos diálogos frescos y sugerentes y una forma de narrar que permite una lectura apasionada aunque de reposo obligado, son algunas características que convierten ‘La uruguaya’ en un agradable descubrimiento.

Llega el verano y esta es una opción extraordinaria para pasarlo bien.

Calificación: Hipnótica, sorprendente, atractiva.

Tipo de lectura: Divertida, obligada.

Tipo de lector: Cualquiera que quiera descubrir qué es la literatura.

Argumento: La realidad es indómita. Y nada es lo que parece. Aunque, tal vez, sí.

Personajes: Perfectos.

¿Dónde puede leerse?: Cualquier lugar es bueno aunque debe ser antes de meter la pata.

'El Gran Gatsby'

Hay novelas que, siendo obras maestras, no terminan de gustar entre el gran público. Unas veces porque los tonos y los alientos son excesivos para el lector medio; otras porque la exigencia a ese mismo lector es extraordinaria y se le pide que realice un esfuerzo reflexivo que no todo el mundo está dispuesto a realizar; en muchas ocasiones y, curiosamente, en los lectores creen que les han dado gato por liebre y que eso que les han vendido como gran novela es un texto simplón y vacío. El caso es que para algunas grandes novelas, los espacios que pueden ocupar son especialmente reducidos.

‘El Gran Gatsby’ es un relato que se suele leer mal, que se mira como la fotografía de una época llena de frivolidades y terrenos superficiales. Poco más que no fuera eso. Eso o pobreza y miseria de muchos contrapuesta a una vida extravagante, en todos los sentidos, de unos pocos. No hace falta decir que una lectura correcta del texto proporciona una de las experiencias literarias más atractivas que puede imaginar un lector cualquiera.

Como siempre sucede en la literatura del siglo XX, la clave, lo que no podemos pasar por alto, es el punto de vista o, lo que es lo mismo, el narrador utilizado. Este artefacto literario es fundamental. Porque todo narrador tiene una intención y en el caso de ‘El gran Gatsby’ es esa intención lo que articula y condiciona toda la novela. Scott Fitzgerald hace un despliegue técnico deslumbrante alrededor de su narrador. Es impresionante.

Nick Carraway es el narrador personaje que nos contará la historia pasada y presente de Jay Gatsby. Pero lo hará (no seré muy explícito para no desvelar aspectos fundamentales de la trama) ocultando todo un campo semántico con el fin de no desvelar todo aquello que tenga que ver con su propia sexualidad y con la del resto de personajes. No le interesa y hace regates sin esconderse. Esto es algo vital puesto que, sin mentir, Nick ocultará aspectos para que la lectura se modifique radicalmente. El texto se inunda de detalles a tener en cuenta. Por ejemplo, el nombre de pila de Gatsby, Jay, ¿no se parece en exceso a gay? ¿Es casualidad? ¿Tiene algo que ver con el perfil del personaje? De estos hay muchísimos y obligan al lector a estar atento, a no dejar de mirar con atención.

Por otra parte, cualquier recurso posible es utilizado por el narrador para decir sin ser explícito, para sugerir. En este sentido, Scott Fitzgerald es honesto y respetuoso con el lector, entrega todo el espacio posible, sin apreturas, sin empujones.

Es cierto que la novela se salpica con personajes extravagantes, con fiestas disparatadas, con historias de amor imposibles o con materiales narrativos que buscan el suspense y una tensión más que apetitosa; pero eso no deja de ser anecdótico. Lo importante, lo fundamental, llega desde la voz narrativa.

El relato se desarrolla bien y se resuelve mejor. E incluye una de las elipsis mejor construidas de la historia de la literatura (Nick sale de una fiesta en compañía de un fotógrafo al que acaba de conocer y...).

Imprescindible, monumental, maravillosa.

Las adaptaciones al cine son bastante flojas. Las lecturas del texto original son superficiales, muy literales. En 1974, Jack Clayton filmó una versión a la que aportó su partitura el grandísimo Nelson Riddle. Tal vez, por escuchar esa música merece la pena echar un vistazo a la película. En 2013, Baz Luhrmann rodó una chapuza monumental y la partitura de Craig Armstrong hizo que el desastre fuese definitivo.

Calificación: Extraordinaria.

Tipo de lectura: Atenta, sorprendente.

Tipo de lector: Interesados en la literatura que deja poso.

Personajes: Redondos.

¿Dónde puede leerse?: Tumbado junto a la piscina, imaginando…


'La Muerte de Ivan Ilich'

‘La muerte de Iván Ilich’ es la novela de personaje más arquetípica de todas las que se han escrito jamás. Desde la primera frase, todo lo que leemos busca construir a Ivan Ilich, al personaje principal, con exactitud. Sabemos cómo es físicamente y sabemos cómo piensa y cómo evoluciona su forma de enfrentar la realidad. Construir al personaje es lo que da sentido a la narración y, por ello, se utilizan vehículos de gran solvencia que apuntalan la narración hasta convertirla en obra maestra.

Un primer elemento técnico lo podemos tomar como si fuera una clase de escritura creativa. Tolstói utiliza un narrador no identificado con el que puede indagar en la consciencia del personaje. Es el único narrador posible para contar esta historia. La anécdota es que Tolstói comenzó utilizando un narrador personaje, el propio Iván Ilich, pero pronto se dio cuenta de que un personaje en su situación no sería capaz de narrar buena parte del relato. No siempre el narrador en primera es la mejor de las opciones para evitar el filtro de una voz narrativa distinta. Además, cualquier otro narrador diferente, hubiera convertido la nouvelle de Lev Tolstói en otra cosa distinta.

La muerte es otro de los elementos fundamentales de la novela. ¿Qué es la muerte? ¿Qué supone para el que se aproxima a ella irremediablemente? ¿Y para los que quedan vivos? ¿Es algo tan negativo y horrible como se ha dicho siempre o supone el fin del sufrimiento? En esta novela es fundamental la muerte y cómo ha de tratarse a los enfermos que están esperando a morir.

La crítica social también soporta buena parte de la estructura narrativa. Todo sirve para construir al personaje principal. Incluidos los que llamamos actantes. Un actante es todo aquello que aparece en la narración y sirve para iluminar al personaje principal. Bien puede ser un escenario, bien un objeto o cualquier otro personaje. En el caso de ‘La muerte de Iván Ilich’ el sirviente Gerasim o la familia de Iván son claros ejemplos. Este es el elemento técnico que en la literatura actual tiene una importancia vital. Por ejemplo, el correlato objetivo procede de estas primeras novelas en la que los actantes ya funcionaban a pleno rendimiento.

La novela está inspirada en un hecho real que conoció Tolstói a través de su hermano. Le conmocionó tanto que decidió escribir sobre ello. Es una muestra de cómo la experiencia, propia o vicaria, es motor creativo para grandes escritores.

Tolstói escribía muy, muy, bien. Es verdad que sus injerencias autorales eran monumentales (el caso de ‘Guerra y Paz’ es paradigmático), pero su técnica fue siempre extraordinaria. Este relato, sin ser el más popular, es magnífico y debe tener un hueco reservado en cualquier biblioteca del mundo.

Calificación: Obra de arte.

Tipo de lectura: Pausada, inquietante, esclarecedora.

Tipo de lector: No existe un solo lector que pueda dar la espalda a un relato como este.

Personajes: Perfectos, en construcción constante.

¿Dónde puede leerse?: En casa, con un buen café sobre la mesa.

G. Ramírez

Javier González.

No es extraño que este libro firmado por Javier González e ilustrado por Lluïsot haya sido galardonado con el ‘XVI Premio Ciudad de Orihuela de Poesía para Niñas y Niños’ (el ejemplar incluye, también fotografías de Flormujer). Y no es extraño que la editorial Kalandraka haya editado el poemario con sumo cuidado y sin escatimar en recursos.

Los poemas de Javier González son divertidos, son una forma de echar un vistazo a la realidad que va de lo original a lo insólito. El autor juega con la tipografía, con el trazo y con la imaginación del lector (la lectura invita a la interacción y no es posible entender bien lo propuesta si los niños tratan de leer este poemario como lo harían con cualquier otro), juega, decía, con todos los recursos presentes en los textos para fijar la atención de los lectores y poner en marcha la consciencia de cada uno de ellos.

Conviene que los niños y niñas se acerquen a este trabajo en compañía de los padres, de los profesores o de un adulto al que le guste leer; desde luego si el lector es menor de diez años es casi obligado. Por encima de esa edad, pueden leerlo a solas y morirse de risa, de un ataque creatividad ajena y propia (aparecerá desde el primer poema) y de placer al leer.

El libro está ilustrado de forma exacta, casi quirúrgica, por Lluïsot. Cada una de las ilustraciones sirve para centrar el asunto que se trata y ayuda mucho a los lectores más jóvenes o menos acostumbrados a leer; y a los más veteranos les puede ayudar a disfrutar mucho más de la lectura.

Los poemas exigen cierta atención y cierta implicación por parte de las niñas y niños que se asomen a las páginas de este libro. Llegan a desordenarse algunas palabras que hay que recolocar (aunque el poema no quiera eso), aparecen signos de puntuación que toman enorme importancia cuando en otras lecturas pasan desapercibidos o las fotografías dejan muy claro el sentido del poema. La atención y esa implicación necesaria son un precio a pagar muy bajo por un tesoro como el que tendrá entre las manos el lector.

Kalandraka acierta de pleno con la publicación de este poemario. Una maravilla.

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Muy divertida. Despierta la creatividad de las niñas y niños.

Tipo de lector: Niños y niñas de siete años (estos acompañados de un adulto) en adelante. Los adultos pueden pasar un rato formidable leyendo alguno de los poemas que incluye el libro.

¿Dónde puede leerse?: Cualquier lugar es bueno para leer algo así.

Ian Fleming.


La gran literatura es posible que no tenga mucho que ver con las novelas de Ian Fleming aunque lo que representaron, en su momento, esos relatos de espías va más allá de lo estrictamente técnico. Las novelas de Fleming cambiaron el panorama literario de la época y, todavía, siguen teniendo enorme importancia para los que quieren dedicarse a escribir y dedicar sus esfuerzos a un tipo de literatura que nunca dejará de gustar. Son un modelo de narrativa entretenida, en la que el argumento es esencial, en la que el personaje es la base de todo lo demás, y en la que los alardes poéticos dejan el espacio libre a una forma de contar ágil y directa.

‘Dr. No’ es una novela estupenda que sería la primera adaptación al cine de la serie, '007 contra el Dr. No'. Comienza con un 007 en fase de recuperación (le dejamos al final de ‘Desde Rusia con amor’ malherido por la villana principal de esa trama), un 007 al que quieren dar un descanso en el MI6 y, sin saberlo, le meten en el centro de un avispero colosal.

La trama está muy bien dibujada y no deja cabos sueltos (algo que en una novela de estas características es muy importante). Y los personajes se dibujan de forma admirable. El villano (el Dr. Julius No) es el arquetipo de malvado peligroso, nada puede detener a un ser tan lleno de maldad. Por supuesto, 007 sigue siendo lo que había sido desde la primera novela aunque se deja ver por su lado más protector, siente arrepentimiento y compasión aunque nunca con los villanos; Holy Rider es una joven bella, cándida e inocente, su vida es todo un laberinto que justifica lo que sabemos de ella. Las descripciones de este relato son oportunas y muy clarificadoras, el universo de 007 queda al descubierto para que podamos acompañar al personaje sin problemas. En fin, ‘Dr. No’ es una novela espléndida.

La edición de Roca Editorial de Libros forma parte de una colección estupenda y muy asequible para cualquier bolsillo. En el caso de ‘Dr. No’ la traducción firmada por Miguel Giménez Sales es excelente y logra una fidelidad muy alta con respecto al original.

No dejen de vivir con intensidad la escena en la que James Bond pasa las pruebas más escalofriantes que una mente humana puede diseñar. Una lección de escritura creativa por parte de Fleming que perfila al Dr. No a través de sus obras (correlato objetivo fino y potente).

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Amena, no puede dejarse fácilmente salvo que el sueño no perdone.

Tipo de lector: No creo que nadie pueda resistirse a un relato como este.

Personajes: Redondos.

¿Dónde puede leerse?: En la playa, desde luego (imaginando que estamos en Jamaica si es posible).

 G. Ramírez

Ian Fleming junto a Sean Connery y Ursula Andress

Este fue el último libro publicado de Ian Fleming. El original incluye cuatro relatos breves y la edición en español reduce a tres las historias en las que James Bond es protagonista o interviene de alguna forma en la trama.

‘007 en Nueva York’ se publicó, por primera vez, en 1964. Es el relato que no se incluyó en la versión española del libro que lleva por título el del primer relato: ‘Octopussy’ (1966). Además de este, se suman ‘Alta tensión’ (1962) y ‘Propiedad de una dama’ (1966).

Ian Fleming murió en Canterbury el 12 de agosto de 1964. Por tato, el autor no pudo ver publicados estos interesantísimos relatos.

‘Octopussy’ cuenta cómo un militar logra poder vivir el resto de su vida gracias a un asesinato cometido al finalizar la II Guerra Mundial. El texto habla de las fronteras morales y de su fragilidad, de la mentira y de la justicia casi poética que nos ofrece la vida en muchas ocasiones. Bond aparece y, sin ser protagonista, aporta rotundidad y credibilidad al relato. Tiene poco que ver con lo que sería posteriormente la película homónima protagonizada por Roger Moore.

Curiosamente, en esa película se incorpora, de forma muy libre, el argumento de ‘Propiedad de una dama’, otro de los relatos que se incluyen en el volumen. Una joya de gran valor se va a subastar y todo se complica. Es un huevo de Pascua creado por Fabergé y el espionaje es clave para determinar quién es culpable. Fleming explica de forma elegante cómo los servicios secretos van tejiendo redes para atrapar a los culpables.

Cierra el libro un relato excelente que Fleming tituló ‘Alta Tensión’. Es el texto más violento, el más contundente, el que mejor dibuja a James Bond. La tensión narrativa es explosiva desde el primer párrafo. Bond en estado puro, Fleming en estado puro. Solo por leer este relato merece la pena conseguir un ejemplar de ‘Octopussy’.

Calificación: Muy interesante.

Tipo de lectura: Muy divertida.

Tipo de lector: Desde los 16 años, la literatura de Fleming gusta y mucho. A todos.

¿Dónde puede leerse?: Londres sería ideal, pero como a muchos les coge algo retirado, en casa bebiendo un Martini Dry es una opción perfecta.


Nacido en Larache (protectorado español de Marruecos) en 1924, hacemos acopio no solo de lo encontrado en la exposición recién clausurada el pasado día 9 de junio, sino de algunos apuntes tomados a vuelapluma sobre su vida (que desgraciadamente expiró en 1964 debido a un accidente de coche) y sobre su obra literaria, así como sobre su actividad psiquiátrica.

Y es que durante muchos años y sin que apenas los profanos en psiquiatría tuviésemos que leer detenidamente en los cursos de acceso a la universidad, su por otro lado novela más conocida, 'Tiempo de silencio' —y que tantos decían era la única, a pesar de que tenía otra inacabada llamada 'Tiempo de destrucción', así como gran cantidad de cuentos publicados en volúmenes compartidos con su mentor Juan Benet, en los volúmenes 'El amanecer podrido' y el más relacionado con su campo de estudio 'Condenada belleza del mundo'— observamos ya desde que sus padres se trasladan de Larache a San Sebastián a vivir, cómo fue un médico en este sentido precoz, pero que sobre todo se definía a sí mismo como letraherido ante la necesidad de escribir sobre lo vivido en Marruecos, quizás porque sus allegados de infancia ya le metieron en el cuerpo el gusanillo de las letras.

Entre sus amigos donostiarras estaban: Rodolfo Urbistondo (futuro ingeniero de Caminos, como lo sería de facto Juan Benet años más tarde en Madrid), Santiago Antón, Antonio Nabal, José Luis Roca y hasta el mismísimo Eduardo Chillida, célebre escultor autor de 'El peine de los vientos'. Gente ya bastante importante a nivel científico y artístico, antes de conocer a Rocío Laffón, mujer de mayor linaje familiar, que le puso como condición al casarse el hecho de trasladarse a Madrid. Rocío, de la que ignoramos si fue familiar de la cotizada pintora sevillana Carmen.

Ya en Madrid, se rodea de la crème de la crème de la intelectualidad y escribe no solo su novela más importante y para muchos la única, sobre la que existe un trozo de entrevista periodística con Carlos Barral, publicada en 1961 por primera vez en su sello literario. Ya médico psiquiatra, cuando está allí sigue editando sobre todo literatura clínica con profusión, también publicada en su mayoría con este editor. Hay que decir que se forma como un intelectual ecléctico, por más que sus ideas socialistas apareciesen más en los ágapes que en los libros que escribía, y así conoció a Miguel Sánchez Mazas, Rafael Sánchez Ferlosio, Emilio Lledó o José Agustín Goytisolo, Alfonso Sastre... A nivel profesional, doctores como López-Ibor también actuaron como mentores o compañeros de profesión.

Luis Martín-Santos junto a Juan Benet
A nivel puramente poético, se hace gran amigo de Vicente Aleixandre y Carlos Bousoño, vinculados a la generación del 27 y del 50. Es sorprendente la gran cantidad de escritos del homenajeado, como también lo es el hecho de que, como atestigua un documento, utilizase el cine para rehabilitar pacientes en fases agudas y crónicas de sus respectivas enfermedades mentales.

De un mismo modo, da prestancia a la exposición el hecho de que el viñetista Andrés Rábago 'El Roto', le dedique alrededor de una decena de dibujos en tinta aguada o acuarelable, y que estuvieron en la Biblioteca Nacional expuestos, inspirados en la novela 'Tiempo de silencio'. También existe un documento que certifica la asistencia de Martín-Santos al entierro del prolífico narrador de la generación del 98, Pío Baroja.

Analizando la complejidad literaria hoy de 'Tiempo de silencio', nos damos cuenta de que es un texto de tono y ritmo muy altos, más por el vocabulario que utiliza que por otras cuestiones formales de importancia. Una de las primeras palabras que aparecen —la novela alterna la focalización omniscientemente pesimista sobre un Madrid que es más un pueblo que una gran ciudad con el monólogo interior de sus personajes más destacados, o que lo piden— es eugenesia, y a pesar de o precisamente por ser una obra de psicología social marcada, gracias a este método que utiliza don Pedro el médico —protagonista— más como medio que como fin en sí mismo, una palabra ligada no solo a la supervivencia darwiniana de los más aptos, sino a la pureza de raza que a los alemanes sirvió para exterminar a millones de judíos poco tiempo antes de la publicación del texto. Hoy en día pues, y al igual que nos pareció en ese curso de acceso a la universidad en su día, la historia que se nos narra está influenciada por un determinismo sobre la especie humana en particular, atroz, ya que hasta los ratones que el médico y su ayudante investigan en una suerte de CSIC (Martín-Santos también trabajó allí) para ensayo en aras de detectar cánceres genéticamente probados, parecen tener más capacidad de supervivencia, también por estar menos expuestos a la variedad humana así como a una lucha de clases que vemos periclitada o simbolizada en el personaje del amigo de Pedro, Matías, un niño bien y prostibulario que por momentos —y esto se ve mejor en la película de Vicente Aranda— divaga y se muestra como un diletante mal imitador de Baudelaire, que busca en estas mujeres de la vida, el patético lugar inencontrable de una madre, mientras en las chabolas de un poblado cercano, Pablo González (el Muecas), su hija Florita, su hermana y su madre analfabeta tienen que lidiar no solo con los sarpullidos reales y figurados que les provocan estos ratones en sus cuerpos, sino con la ira asesina de Cartucho, pues entre los pobres, o precisamente por ello, también hay psicópatas.

Daniel González Irala


‘Desde Rusia con amor’ (‘From Russia with love’, 1957) es, sin duda, una de las mejores novelas de Ian Fleming. Se rodó una película fruto de la adaptación del texto al lenguaje cinematográfico. Se rodó una película fruto de la adaptación del texto al lenguaje cinematográfico que causó enorme expectación y tuvo una acogida extraordinaria,

James Bond es el personaje principal de un relato serio, compacto y diseñado para que ese personaje vaya creciendo sin remedio, con precisión y profundidad. Fleming se toma su tiempo para presentar a uno de los personajes secundarios (un villano hipnótico, atractivo y repleto de una maldad que pone los pelos de punta), para explicar el origen de una trama que sin esa introducción hubiera obligado al autor a detener el ritmo narrativo para aportar información y para finalizar el relato dejando abiertas todas las puertas; pero logra un conjunto lleno de ritmo y sentido.

Fleming va construyendo a un James Bond que se presenta de forma esencial. Reflexivo, guiado por un sistema moral sólido, brutal, y violento frente al enemigo; misógino aunque capaz de sentir amor. Conocemos a un Bond que es capaz de señalar a su secretaria (Loelia Ponsonby) como su mujer preferida, o confesar un amor que le extraña a él mismo por Tatiana Romanova (personaje secundario aunque importante del relato); conocemos a un Bond que se siente prostituido por Gran Bretaña dadas las características de la misión que le encargan. Bond mata sin piedad, es astuto, intuitivo y, al mismo tiempo, es vulnerable, siente miedo y roza la línea que separa la vida de la muerte.

‘Desde Rusia con amor’ se dibuja, entre otras cosas, como homenaje a la novela de Agatha Christie ‘Asesinato en el Orient Express’; buena parte de la trama se desarrolla a bordo de ese tren y Fleming hace que la acción vaya discurriendo de una forma parecida a la que la autora usó en su obra. Una organización criminal rusa quiere acabar con Bond y traza un plan exquisito que no puede fallar. Pero Bond es Bond.

Cómo se planea una misión secreta, quién puede estar detrás, en manos de quién estamos mientras disfrutamos de una copa en el sofá de casa o qué puede pasar si las cosas no salen como uno espera en el mundo del crimen y la violencia, son algunos de los asuntos que Fleming plantea.

La editorial Roca, con traducción de Sara Bueno Carrero (precisa y muy pegada al uso del lenguaje más moderno), publicó esta novela el año 2023.

No es de extrañar que sea una de las novelas preferidas de los seguidores de James Bond y de la literatura de Ian Fleming.

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Amena.

Tipo de lector: Fans de Bond y de la novela de espías.

Personajes: Muy bien dibujados.

¿Dónde puede leerse?: En la estación de tren.

G. Ramírez

 

Sean Connery junto a Ian Fleming.

El universo femenino siempre estuvo muy presente en los relatos de Ian Fleming aunque en esta novela aparece de forma especial. Interesante y divertido relato que nos acerca, también, al lado más oscuro y criminal del agente secreto más famoso de la historia.

Esta es la décima novela que Ian Fleming escribió teniendo a James Bond como protagonista. Es algo atípica puesto que el agente secreto aparece a mitad del relato. Es la joven canadiense Vivienne Michel la verdadera protagonista de buena parte de la trama.

Fleming indaga en el universo femenino y utiliza para ello un registro más sensual, más pegado al amor como forma de fracaso. Une esa forma de narrar con el perfil más oscuro y violento de Bond y logra un resultado estupendo. La gracia de la novela es el contraste entre un mundo en el que pasan cosas aunque termina brillando el sol y otro en el que la niebla jamás se levanta.

La escritura de Fleming nos invita a conocer al personaje femenino. Buen ritmo, un campo semántico cuidado que se adapta con precisión a la narradora (la señorita Michel) y Fleming haciendo un excelente trabajo con el lenguaje y la trama puesto que sabía que la credibilidad del relato es fundamental para que funcione. Y, de paso, nos recuerda el perfil de James Bond.

El relato se lee con mucha facilidad y resulta divertidísimo. 

Un aviso: nada que ver con la película cuasi homónima (en España se tituló 'La espía que me amó') protagonizada por Roger Moore y Bárbara Bach.

Calificación: Divertida.

Tipo de lectura: Fácil. Se puede leer de un tirón.

Tipo de lector: Cualquier joven o adulto puede disfrutar de este relato.

Argumento: El amor puede con todo.

Personajes: Muy bien perfilados. Contrapuestos.

¿Dónde puede leerse?: En un motel de carretera.

G. Ramírez

 

Ian Fleming.

Todo lo que somos tiene una explicación, somos lo que somos porque tenemos un pasado; otra cosa bien distinta es que no sepamos encajar esto o aquello en el puzle o que no conozcamos las cosas en profundidad y no podamos llegar a conclusiones acertadas. Y eso mismo sucede con los personajes de novela. No podemos entender qué les sucede si no tenemos la información suficiente. Un problema bastante habitual que los autores resuelven pocas veces y de bastante mala manera. El caso de Ian Fleming es extraño ya que dosificó la información en las tramas que presentó y dejó perfilado un personaje sorprendente, profundo y singular. James Bond.

El año 1963, después de haber presentado, en varias novelas en varias novelas, a James Bond como un hombre duro, cínico, misógino, machista, criminal y cosas por el estilo o peores, Ian Fleming se decidió por enseñarnos aspectos desconocidos del agente secreto más famoso de la historia del espionaje mundial. De pronto, James Bond se dibuja con trazos humanos, es capaz de amar, de emocionarse, de pensar en una vida futura y en compañía de alguien a la que amar. Bond estalla en mil pedazos y se deja ver, sus aristas se muestran de extremo a extremo sin que quede escondido detalle alguno, la zona que echamos de menos tantas veces se nos presentan sin complejo alguno. Maravilloso.

‘Al servicio secreto de su Majestad’ es una novela muy emocionante. Son dos las historias las que se cuentan. Una de ellas indaga en esa faceta desconocida del personaje principal. La otra se arrima a una de las misiones de 007 como agente secreto del MI5 británico. En este caso, Ernst Stavro Blofeld, villano de la saga, toma importancia máxima y termina teniendo gran trascendencia en la primera.

Fleming dosifica magistralmente las tensiones narrativas, nos regala giros inesperados en la acción que se van explicando unos a otros y, sobre todo, presenta a James Bond y a su amada Tracy de una forma efectiva a más no poder. La mujer sirve de contrapunto a lo que es 007 y nos permite descubrir todo aquello que nos facilita encontrar al verdadero Bond.

Si una novela de Fleming merece la pena es esta. Es en la que se busca la literatura más auténtica sin tener que recurrir a tramas espectaculares o a escenas violentas en exceso, por ejemplo. La escena final es extraordinaria en todos los sentidos. Una lección magistral de literatura.

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Fascinante.

Tipo de lector: Amantes de la saga Bond, claro. Pero los que quieran leer una buena novela tienen una oportunidad magnífica de no equivocarse.

Argumento: Bond es humano.

Personajes: Dibujados con mimo y profundidad envidiables.

¿Dónde puede leerse?: En algún lugar de Suiza, cerca de los Alpes.

G. Ramírez

No descubro nada si digo que cada libro tiene un momento concreto para un lector cualquiera. No es lo mismo leer ‘La Odisea’ con quince años que habiendo cumplido cincuenta y con decenas de libros ya leídos; no es lo mismo leer un drama de Lorca tras una pérdida o en un momento dulce de la vida. Cada libro tiene su momento. Cada lector tiene unas necesidades respecto a la literatura. Eso es así y no creo que se pueda discutir gran cosa. Incluso las mejores obras de la historia pueden causar rechazo por caer en manos de un lector equivocado en un momento inadecuado. Y es posible que una castaña pilonga arañe en lo íntimo a un lector maduro, con criterio. Puede pasar que, sin quererlo, sin buscarlo, llegue a manos de un lector un libro que ni siquiera conoce y se produzca ese efecto tan mágico y tan exclusivo que solo una obra literaria puede causar en la consciencia de una persona.

Creo que con los perros pasa lo mismo. Gaia, una bulldog inglesa preciosa y de carácter delicado que vive en casa desde hace casi tres años, llegó en el momento justo. He tenido muchos perros en casa durante mi vida, pero lo que me ha cambiado la vida con Gaia es difícil de explicar por su enorme intensidad, por el vínculo tan poderoso que hemos generado entre los dos. No creo que me equivoque si digo que lo mismo les pasa a todos los miembros de la familia.

No sabría calcular la cantidad de libros que he leído durante mi vida. Miles. Y los que he rechazado leer por esto o por aquello son muchos más. Tengo (como todo el mundo) mis autores preferidos y los que, por razones bastante estúpidas casi siempre, se me atragantaron desde el principio. Por alguna razón que no soy capaz de recordar, Virginia Woolf nunca fue una autora que me llamase la atención. Si bien es cierto que todo lo que he leído de ella me pareció potente y sólido, Woolf no logró nunca emocionarme aunque no puedo decir nada, absolutamente nada, que vaya en contra de su obra.

Ayer llegó a mis manos un ejemplar de ‘Flush: Una biografía’, obra firmada por Virginia Woolf y editada por Alba con gusto y esmero. Es una edición ilustrada que contiene encartado uno de los dibujos de Gala Pont en la que la ilustradora (en la parte posterior) deja escrita una frase que se puede leer en el relato de Woolf: ‘Daba la impresión de que nada podía romper este vínculo…, de que el transcurso de los años simplemente lo iría haciendo más fuerte y más estrecho, y esos años abarcarían la totalidad de su vida’.

El relato de Woolf es una maravilla. Narra la historia de Flush, un cocker spaniel, que vivirá muchos años de su vida junto a la poeta Elisabeth Barrett. La percepción del mundo que tiene Flush sumada a la que conocemos de la escritora conforma un universo en el que se analiza la diferencia de clases, la maldad, la importancia del entorno para los seres vivos y el vínculo que se genera entre el ser humano y los animales. Sin grandes alardes poéticos aunque usando un lenguaje exquisito y unas formas exactas, casi quirúrgicas, Virginia Woolf logra armar un relato lleno de tensión narrativa, de emociones, de recursos técnicos sorprendentes (la elección del narrador y cómo se va construyendo a lo largo de la obra es una lección de escritura creativa en sí mismo). ‘Flush: Una biografía’ resulta emotivo para todos los que convivimos con un perro, para todos los que amamos a los animales y somos capaces de concederles un espacio en nuestras vidas.

Y es que, efectivamente, algunos animales logran que los vínculos sean robustos hasta lo inimaginable, que el paso del tiempo sea testigo de cómo ese vínculo se hace más poderoso cada minuto que pasa y que la sensación de eternidad se imponga sobre cualquier otra. Y es que, efectivamente, la literatura nos regala momentos únicos, inesperados.

Busquen un ejemplar de ‘Flush: Una biografía’, lean, disfruten de la literatura de una de las mejores autoras de la historia, comprueben que si lo que se cuenta es importante, cómo se cuenta es esencial y, sobre todo, dejen que un perro y una poeta les dibujen un universo en el que cualquiera quisiera vivir.

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Reposada y apasionante.

Tipo de lector: Si alguien tiene un mínimo gusto por la lectura, este es un libro que no puede fallar.

¿Dónde puede leerse?: En casa, con el perro cerca. Y un café.

G. Ramírez

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