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Dos minutos, cuarenta segundos y una novela

En literatura, hay relatos que pasan por ser una cosa cuando, en realidad, son otra muy distinta. Podemos enfrentarnos a un texto que, aparentemente, trata un tema y descubrimos que no, que eso era una excusa para hablar de otra cosa. Creemos que la intención de un autor es escribir una historia alejada de él mismo y en una frase, en un párrafo, le podemos ver allí descargando su ira, su amor, su venganza. Por ello, hay que tener cuidado al leer y prestar atención a todo tipo de detalle para evitar que nos jueguen una mala pasada.

Alexandre Dumas hijo (1824-1895) publicó en 1848 una novela que le llevaría a alcanzar una gran notoriedad. ‘La Dama de las Camelias’ se llevó al teatro poco después (1852) y Verdi la adaptó un año después para lograr, con ‘La Traviata’, uno de sus mayores éxitos operísticos.

‘La Dama de las Camelias’ es una novela que cuenta la relación entre Marguerite Gautier y Armand Duval. Ella es una entretenida de París (estas mujeres vivían de saquear las cuentas de sus amantes, gastaban dinero con un ritmo de locura, cambiaban de amante cada cierto tiempo intentando mantener una posición que les permitiera seguir viviendo entre lujos que, finalmente, se acababan cuando la edad no perdonaba); él es un joven con una renta que le permite una vida bastante desahogada aunque no podría mantener a la joven. Ella es deseada por muchos por su belleza y por los buenos momentos que hace pasar a los que logran sus caros favores. Se conocen aunque ella se burla de él. Es durante el segundo encuentro cuando Armand logra que la joven se fije en él. Comienza una relación intensa. Ella está enferma de tisis. Comienzan a vivir juntos. Pero algo hace que tengan que separarse. Una enorme tragedia se dibuja en las páginas que firmó Dumas y que tienen mucho que ver con su propia experiencia. Al parecer fue amante de una cortesana muy famosa llamada Marie Duplessis. Les garantizo que el texto de Dumas apesta a factura vieja que alguien debería pagar.

Lágrimas a raudales, cartas de ida y vuelta en las que se expresan sentimientos profundos, apariencias que arrasan el mundo de los personajes y que resultan falsas. Muchas cosas en la novela. Pero todo eso está en la superficie. En cuanto pensamos un poco en lo que nos cuentan comenzamos a sospechar que aquello no tiene lógica alguna ni en el París de la época ni en ningún lugar o tiempo.

Dumas utiliza lo que en literatura se llama narrador apoyado. Cuando comienza el relato Marguerite ya ha muerto. El narrador nos lleva hasta Armand para que nos cuente de primera mano lo que sucedió y, finalmente, nos mostrará las cartas que escribió la joven a su amado cuando se separan. Por tanto, son tres bloques narrativos a los que se enfrenta el lector. Pero no hay que olvidar que el narrador es ese primero y no los protagonistas del relato. Pues bien, vamos descubriendo lo que parece una intensa y romántica historia de amor. Sin embargo, algunas cosas no terminan de encajar. ¿Cómo es posible que, por ejemplo, cuando la pareja se separa, ella se dedique a asistir a orgías para olvidar? No parece muy amorosa la cosa. ¿Cómo es posible que Armand dedique todos sus esfuerzos a destrozar a la muchacha con fiereza habiendo sido el amor de su vida? ¿No hubiera sido algo más lógico charlar un ratito sobre el asunto? Aunque Dumas intenta justificar esa falta de diálogo no lo logra.

Si leemos con atención la novela de Dumas, echaremos en falta que se hable de amor. Se enuncia muchas veces, cientos de veces. Pero solo eso: se enuncia. De lo que se habla es de rentas, de lujos, de celos, de desconfianza. Porque él no sabe amar y ella no quiere hacerlo. Él quiere poseer a la mujer como si fuera un jarrón valioso, como si fuera un gran trofeo. Ella se inventa un amor que hubiera deseado como puro y verdadero, pero lo fabrica sin cimientos que lo sostengan en cuanto el primer contratiempo importante aparece. Una segunda lectura de la novela, en la que el lector está avisado o preparado para hacer una lectura minuciosa, deja al descubierto que todo es puro maquillaje.

No hay que olvidar que esto lo cuenta alguien ajeno a la acción pasada, alguien que mira esa realidad y elige lo que quiere contarnos.

La novela de Dumas es fascinante. Nos dibuja una época y una forma de vida completamente estúpida, al hombre como cazador y a la mujer como presa que no tiene escapatoria, pero que mientras sigue enjaulada es capaz de dar zarpazos casi mortales.

‘La Dama de las Camelias’, aunque disfrazada de novela romántica, habla de la ausencia de amor, de la ausencia de oportunidades, de la ausencia de inteligencia y de escrúpulos, de la ausencia que provoca la muerte.

Un buen libro que, como ocurre siempre con los grandes relatos, hay que leer con cuidado, con los cinco sentidos puestos en cada línea.

G. Ramírez

Ian Fleming sentado acompañado por Sean Connery y los productores de las primeras películas de la saga

‘Goldfinger’ es la séptima novela escrita por Ian Fleming. Se publicó el año 1959.

Es un relato para fans del agente secreto más famoso de la historia, de James Bond. Y, tal vez, no sea la mejor forma de encontrarse con la literatura del autor inglés; algunas novelas son más asequibles. Fleming hizo un esfuerzo considerable para hacer crecer al personaje buscando las aristas de su personalidad, reacciones ante situaciones extraordinarias, ante la injusticia o ante ese pellizco que un hombre siente ante una mujer aunque sea un tipo duro y alejado de la zona más rosa de la realidad. Bond aparece en esta novela en toda su plenitud.

Por otra parte, la trama es más que interesante y se construye desde el detalle, desde la explicación de un universo en el que Bond y el resto de personajes deben sobrevivir a pesar de la maldad, de los planes disparatados en los que todos los villanos se unen para convertirlo en un desierto. El principal de esos villanos es, en esta ocasión, Auric Goldfinger un hombre obsesionado con el oro, con el poder total y vendido al mejor postor (en este caso la organización criminal de contrainteligencia soviética SMERSH; en el momento de escribir el relato, el gran enemigo común era la URSS). Y es uno de los villanos mejor dibujado por el autor (en el cine se consiguió algo similar aunque desde un guion bastante libre).

La novela describe situaciones concretas con enorme detalle. Por ejemplo, el partido de golf entre Bond y Golfinger se narra fijando la atención en aspectos que pueden ‘sacar’ al lector del relato y este es un pequeño inconveniente; pero a cambio el ritmo narrativo es ameno, la acción avanza sin morosidad alguna y el conjunto es atractivo y envolvente.

La edición de Roca Editorial es, como de costumbre, cuidadosa con el detalle y asequible para todos los lectores. Y la traducción de Baldomero Porta Gou es muy fiel al texto original ya que busca alternativas siempre interesantes.

Los fans de 007 tienen en ‘Golfinger’ una oportunidad de bucear en el universo Bond en busca de detalles que configuran definitivamente al personaje y su entorno.

Calificación: Muy buena.

Tipo de lectura: Divertida.

Tipo de lector: Aficionados al género y fans de 007.

¿Dónde puede leerse?: Frente a una joyería.

Philip K. Dick

‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ es la novela más famosa del autor norteamericano Philip K. Dick, pero no es la mejor. La fama del relato tiene mucho que ver con la adaptación al cine que firmó Ridley Scott, ya saben ustedes, ‘Blade Runner’, una adaptación libre que se convirtió en película de culto y que afianzó el relato como otro motivo de admiración y fanatismo entre los seguidores de la ciencia ficción.

La novela, junto a ‘Neuromante’ de William Ford Gibson, es el germen del cyberpunk, una estética que se vio desarrollada, por completo, en ‘Matrix’.

El planeta Tierra se dibuja como un escenario post apocalíptico en el que la vida se ha convertido en una tragedia para casi todos. Por eso, gran parte de la población ya vive en otros planetas diferentes. Y allí, en los nuevos hábitats, se convive con androides que realizan los trabajos más duros. Estos androides evolucionan de forma radical de modo que, llegado el momento, se rebelan contra el sistema y deben ser ‘retirados’ (¿asesinados?). En la Tierra se convive con los animales eléctricos (copias casi perfectas de los reales que han ido desapareciendo para siempre o están a punto de hacerlo). Así, tener un animal en casa es signo de prosperidad. Lluvia radioactiva, un polvo que acaba con la inteligencia, 'basugre' por todas partes...

La novela plantea, fundamentalmente, los límites que existen entre lo real y la copia de ello por perfecta que sea, y lo plantea haciendo que la evolución de los personajes nos hagan pensar en que esos límites pueden moverse con cierta facilidad. Philip K. Dick tuvo una imaginación fabulosa y su texto habla de algo que ya está sucediendo desde que la inteligencia artificial se hace un hueco en nuestras vidas. También explora territorios que tienen que ver con el anhelo del ser humano que le lleva a intentar subir escalones que, sencillamente, no existen; indaga el territorio en el que la necesidad de la empatía humana se hace imprescindible para sobrevivir; rasca en la superficie de una sexualidad fingida que puede sustituir la que tiene como protagonistas a los hombres y mujeres del mundo… La novela es una reflexión muy moderna y abre un debate en cada página para el lector que se encuentra con una distopía insoportable en el que la persona sigue siendo fundamental e insustituible.

No se trata de un texto en el que la gran literatura aparezca de forma clara, no, al contrario es un texto con limitaciones técnicas más que considerables (el desarrollo interno de los personajes o los diálogos son lo más llamativo por sus carencias). Y, esta vez, no sirve decir que lo importante de los personajes es su relación con las situaciones nuevas y que la que mantienen entre ellos es secundaria, porque no es cierto. La trama se desarrolla con fluidez y, a veces, el autor se enreda con ideas que no termina de desarrollar y deja en manos del lector por si quiere hacer con ellas algún ‘experimento’ antes de dormir.

Merece la pena echar un vistazo a este relato aunque nadie debe buscar soluciones definitivas a todas las opciones que las distintas versiones de ‘Blade Runner’ planteó.

Lo interesante de leer ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’, hoy, es que nos encontramos a las puertas de esa distopía que plantea el autor y que esperamos como si no fuese con nosotros la cosa.

Calificación: Muy interesante.

Tipo de lectura: Apasionante, atractiva.

Tipo de lector: Fans de ‘Blade Runner’, de la ciencia ficción y de los buenos relatos en general.

¿Dónde puede leerse?: En casa, a solas, sin tener la sensación de estar acompañado por un androide o algo parecido.

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