‘Orlando’: Una parábola conmovedora
‘Orlando’ no es una novela difícil en exceso; sí tiene un punto onírico. Orlando es dual y excepcional; Orlando crece en una trama rápida, ágil. Cualquier persona que tenga interés en el mundo interior de otros, tiene en ‘Orlando’ una joya. ‘Orlando’ es una obra maestra firmada por una mujer genial, Virginia Wolf.
Virginia Wolf es una de las
mujeres más importantes de la historia de la literatura. En el momento en que
los artistas descubrieron el subconsciente e intentaron apresarlo, el mundo
cambió. Virginia fue una de ellos y esa investigación, que dio a luz obras
asombrosas por la descripción de los sentimientos, le costó a la escritora la
angustia, la locura y la muerte.
Orlando es una fábula histórica
en la que por vez primera, la literatura -descartados los mitos griegos- nos
enfrenta a una persona que no es hombre ni mujer porque es ambas cosas.
A lo largo de una vida que se
prolonga más allá de los límites de lo razonable, Orlando analiza su interior
cambiante en una parábola conmovedora.
Esa vida eterna se desarrolla
paralela a un litigio que dura siglos. Es una crítica a la sociedad de su
época. En ese tiempo interminable, Orlando habla sobre el transcurrir de las
eras y reflexiona sobre la historia, pero por encima de todo es un canto a la
emancipación de la mujer y a la libertad individual. Una investigación sobre el
género y la identidad sexual.
La narración recorre lujosos
marcos históricos: la embajada del Zar de Rusia recibida en Londres sobre el
Támesis helado, la corte literaria de la Reina Virgen o Constantinopla sometida
el sultanato.
Dicen que Virginia encubrió bajo
el nombre de Orlando una biografía novelada de su amiga Vita Sackville-West. Se
publicó en 1928. El Grupo de Bloomsbury del que la autora formó parte ha pasado
a los anales de la literatura por la renovación que impulsó.
A los lectores en castellano,
Borges nos hizo la dádiva de una traducción única que conviene buscar.
Orlando es una novela honda y
hermosa.
Augusto F. Prieto
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