‘El bosque oscuro’: La Humanidad y la moral
Si la primera parte de la Trilogía de los tres cuerpos gustó y sorprendió a miles de lectores, esta segunda entrega fue el espaldarazo definitivo que Liu Cixin necesitaba para dejar claro que es uno de los autores más interesantes de la ciencia ficción actual.
Esta novela tiene una estructura
más que acertada, una profundidad en las ideas expuestas interesantísima, un
diseño y evolución de los personajes estupendos que llega a fascinar en un par
de casos concretos, y se remata con convicción y solvencia.
‘El bosque oscuro’ arranca desde
la idea de la Paradoja de Fermi. Esta es una teoría física que propone una
contradicción enorme que se produce cuando se manejan las altísimas
posibilidades que hay de que existan civilizaciones extraterrestres y las nulas
evidencias de que eso sea así. Fermi afirmó que cualquier civilización sería
capaz de desarrollar una capacidad de destrucción que llegase a la posibilidad
cierta de acabar consigo misma. Pues Liu Cixin estira hasta el límite esa idea
y construye su relato sobre ella.
El libro de Liu Cixin es una
novela de tesis aunque el autor es astuto y no se despega de la condición de
novela que necesita para que el texto pueda casar con el anterior y servir como
previo a la siguiente parte. Narra la casi segura invasión de la Tierra por
parte de los habitantes del planeta Trisolaris y la creación de un plan llamado
‘Proyecto Vallado’ que dota de grandes privilegios y una cantidad de recursos
desmesurados a cuatro elegidos.
El libro nos arrastra hasta un
buen número de batallas y situaciones en las que el ejército es fundamental
aunque, sobre todo, es la estupidez humana la gran protagonista. Las preguntas
se acumulan a lo largo de la novela: ¿Qué haría el ser humano ante una
invasión? ¿Qué precio estaría dispuesta a pagar la humanidad por salvar los
muebles? ¿Hasta qué punto un ser humano lo es? ¿Cuándo las personas dejan de
serlo para convertirse en nuevas personas? Y todo presentado envuelto en un
agradable lirismo oriental y un buen número de ideas que se desarrollan con calma
y bastante precisión.
Si el ritmo de ‘El Bosque oscuro’
es mejor que el de la novela anterior, los personajes crecen y terminan
brillando con fuerza. Tanto el personaje principal; Luo Ji, un hombre bastante
normal con el que se puede empatizar muy pronto por representar ese antihéroe
que llevamos todos en la punta de los dedos; como un comisario de policía, Shi
Qiang, al que ya conocíamos de la primera entrega y que resultó ser
extraordinario en todos los sentidos; se dibujan con tino, con trazos finos y estudiados.
El resto de personajes son algo más fríos debido a que iluminan al principal. Y
en algunos casos se les intenta cargar con una importancia algo excesiva como
es el caso del comisario político que será fundamental en algunos pasajes de
forma algo forzada.
La estructura de la novela
facilita su lectura y su comprensión. Son tres partes. Las dos primeras se
desarrollan en el presente y la tercera dos siglos después. Estas tres etapas
podrían funcionar, sin ningún problema, como novelas del tipo fix-up. Otro acierto del autor.
Como resumen de lo que se
encontrará un lector en este relato, señalo una frase que es de suma
importancia: ‘El nacimiento de una nueva civilización incluye la formación de
una nueva moral’.
Estupenda novela.
Nirek Sabal
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