Indignaos
Miembro de la Resistencia francesa durante etapas en conflicto, el autor de este pequeño ensayo (Stephanne Hessel) es más pertinente hoy que nunca. El prólogo de José Luis Sampedro y la proliferación de las reivindicaciones socioeconómicas unidas en tantas y tantas ciudades españolas, en torno a los manifiestos Democracia Real Ya y El estado del malestar entre otros, han propiciado que el ideario pacífico de este reservista haya llegado a la calle, adquiriendo voz propia a pesar de lo heterogéneo de la condición de los allí reunidos.
Esta manifestación silenciosa ha sido apoyada por muchos, boicoteada por los medios de comunicación de masas y ha dado lugar a que los miedos de muchos acusados hayan florecido como tulipanes en Holanda.
Reseñar, del libro, la capacidad para empatizar con el pueblo palestino en épocas y sitio donde opinar contra ciertos sectores israelíes es más que peligroso; asimismo, la llamada a la rebelión descartando el intento sartriano pro-marroquí es más que loable como reivindicación, y es que no estamos en mayo del 68, por más que algunos radicales anti-sistema quieran hacernos ver lo contrario.
Lo bueno o malo de Hessel es que la necesidad de sentirnos apañados a nuestro rol se descubra más como una mentira, otra, del sistema, aquella por la que habría que ver si los indignados realmente lo son por iniciativa propia o es el propio sistema el que los hace parecer anti-yo.
Calificación: Necesario.
Tipo de lector: Inconformista.
Tipo de lectura: Sencilla, pero aún hoy algo contaminada.
Argumento: Base textual de toda una reivindicación que va más allá.
Personajes: Todos.
¿Dónde leerlo?: En Grecia, donde también han crecido como movimiento.